domingo, julio 02, 2006

Llorando

El niño

El niño baja las escaleras y se dejar caer sobre la hierba del jardín; se aburre. Sus padres no le hacen caso y el muñeco que le compró su abuela ya no le divierte. Además, su primo aún tardará una hora en llegar.

El niño levanta una piedra y bajo ella descubre una ranita refugiándose del calor de mediodía. El niño mira a su alrededor: bajo el porche de su casa, su padre lee el periódico; un poco más lejos su madre está acabando de trasplantar una begonia.

La ranita no se mueve, continúa tragando aire sobre una mancha de humedad. El niño la observa en silencio durante unos segundos. Luego, chafa la ranita dejando caer la piedra sobre ella.

El niño se levanta y corre a sentarse en el porche junto a su padre. Allí esperará a que llegue su primo.

El hombre

El hombre se rasca la cabeza, coge el periódico y se sienta a leer en su silla. Hace un buen día. Bajo el porche de su casa, frotando un pie descalzo contra el otro, lee: "los precios de la gasolina vuelven a subir". Suspira. Levanta la vista y ve a su hijo que viene corriendo hacia él. Abre los brazos para recibir su abrazo pero éste nunca llega: el niño a veces rehuye el contacto. De fondo, se oye un ruido de tijeras.

La mujer

Ha cortado demasiado las raíces y no cree que la planta vaya a sobrevivir. "No puedo seguir así... Todo me sale mal. Y él allí tan tranquilo, sentado en su silla".

Con los guantes todavía puestos la mujer se levanta y seca sus lágrimas. En su mejilla hay tierra.

El primo

"Te voy a contar un secreto pero no se lo puedes decir a nadie" - le dice el niño a su primo. Bajo el almendro en flor, se oye un susurro.

El primo se levanta y echa a correr hacia la casa. El niño le grita: "¡a mi madre no!"

Llorando

En el salón de la casa, bajo el ventilador encendido, el hombre y la mujer juegan a la brisca. Un niño entra corriendo, gritando, llorando. La mujer se levanta y lo coge en brazos. El hombre deja sus cartas sobre la mesa.

Todavía nadie ha hablado cuando la puerta se abre de nuevo y entra otro niño corriendo, gritando, llorando. El hombre se levanta y lo coge en brazos.

- "Papá, la maté yo, la maté. Pero fue sin querer."

La madre rompe a llorar. Muy dentro, un escalofrío la recorre: "corté demasiado las raíces".

El hombre deja al niño en el suelo, se sienta en la silla y se tapa la cara con las manos. Luego levanta la vista con los ojos enrojecidos y dice: "vamos a tener que vender la casa".

El niño se abraza a su padre por el costado. La mujer lo coge en brazos y se sienta en el regazo de su marido. Los tres abrazados, lloran. El primo no entiende nada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy muy bueno!

Supongo que es tuyo; si no, pondrías que es de otro...


Hay gente a la que no le gustan este tipo de relatos sin una historia concreta y definida, pero a mi me parecen buenísimos. Puede que tenga un gusto extraño heredado de mi hermano mayor... ¿Recuerdas ese relato de Cortazar que es sobre una pareja a la que le invaden la casa y simplemente se van recluyendo a las habitaciones aun no invadidas? Lo digo porque se lo leyeron un par de amigos y les pareció "una mierda", y a mi me parece increiblemente bueno. Di que mis amigos tampoco tiene un espectro literario demasiado amplio, pero bueno.

Ra y Mon dijo...

Sí, claro, es mío. Lo he escrito hoy, domingo. Los domingos me salen cosas así...

"Casa Tomada" es una de las historias cortas de Cortazar que más me gustan. A ver si un día de estos me pongo a hacer una recopilación de autores/historias y así compartimos entre los que queramos esa otra "literatura"...