Un dibujante favorable a Theodore Roosevelt se basó en esta anécdota para dibujar una serie de viñetas en las que aparecía el presidente perdonándole la vida al oso. Además, el osezno se convirtió en la mejor arma electoral de Roosevelt y muchos historiadores atribuyen parte de su popularidad y sucesivas victorias en las urnas a este hecho sin importancia (sin importancia al menos desde el punto de vista político... el oso seguro que lo apreció).
Como suele ocurrir, con el paso del tiempo el dibujo original se fue transformando para conseguir causar un mayor efecto en el público. La diferencia entre la primera versión y otra más tardía es apreciable:
Pronto apareció un comerciante con la idea de hacer un peluche imitando a este oso (la versión "amigable", claro está). Y con buen sentido mercadotécnico, decidió llamarle "Teddy's bear" (Teddy es el diminutivo de Theodore). Desde entonces, los ositos de peluche (o los "teddy bears") se han convertido en uno de los juguetes más vendidos del mundo. Y yo al menos, hasta el pasado domingo no sabía por qué se llamaban así...
Visto en el Zoo del Bronx
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