jueves, marzo 01, 2007

Estadísticas (II)

He leído aquí que el 58,1% de los andaluces afirma que votó en el referéndum del Estatuto, aunque en realidad ese día sólo acudió a las urnas el 36,52% de los andaluces. Por lo tanto, o bien hay mas de un 20% de andaluces que están mintiendo, o las encuestas se muestran, una vez más, inexactas.

Esto me ha hecho recordar una de las encuestas más "graciosas" en las que he participado. Un compañero del taller de literatura se ganaba la vida entrevistando in-situ a clientes después de habérseles proveído de un servicio concreto (e.g. a la salida de un supermercado, después de una película, ...). Este compañero tenía una cierta tendencia a no hacer las encuestas que le encargaban, pero para evitar que le quitaran el trabajo recurría a rellenar los formularios simulando que había entrevistado a sus amigos y conocidos. Un día, después del taller nos advirtió: "voy a usar sus nombres para una encuesta que me han encargado. Si les llaman para comprobar que efectivamente les hice la entrevista, díganles que sí. La encuesta en concreto es sobre un parking que hay en la Barceloneta".

Yo, puesto que no confío demasiado en las encuestas, no le di mayor importancia. "Total" - pensé- "el resultado será similar tanto si realmente hace las preguntas -y cada uno responde lo que le apetece en ese momento- como si se inventa las respuestas". Y no me preocupé más por el asunto... hasta que unas semanas más tarde recibí una llamada mientras comía.

- Hola
- Hola

- Le llamámos a propósito de una encuesta que le realizaron hace unos días
- ¿qué? - tengo muy mala memoria...

- Sí, una encuesta que le hicieron en un parking, en la Barceloneta
- ehhhhh - algo me comenzaba a sonar

- ¿Es usted Ra y Mon?
- sí, sí. ¡Ahora me acuerdo! ¡Sí, sí que me hicieron la entrevista! - demasiado entusiasmado para ser real.

- Ahhh... muy bien. ¿le importa que le haga unas preguntas?
- No, claro que no - normalmente cuelgo a estas llamadas, pero en este caso no quería perjudicar a mi compañero...

- ¿qué tipo de coche tiene usted?
- ummmm - ¡mierda! ¿qué coche habrá dicho este hombre que tengo? - ummmm..., tengo un utilitario.

- ¿un utilitario? - realmente extrañada de mi respuesta... (lo que es comprensible)
- sí, un utilitario normal.


- aquí pone que tiene un coche de tamaño medio. ¿Es correcto?
- sí, sí... ¡de tamaño medio! ¡eso es!

- ¿y de qué color es?
- ummm - ¡mierda y requetemierda! - ¿de color claro?

(en este punto yo ya era 100% consciente de que estaba haciendo el ridículo más espantoso... No saber definir que tipo de coche tenía ya era grave, pero describir un coche como de color "claro" roza lo surrealista)

- Aquí pone que es rojo.
- Sí, claro: rojo claro.

- ¿Y dónde vive usted?
- Por el centro.

- ¿Pero en qué calle?

(normalmente no diría jamás mi dirección a un extraño, pero en ese momento no era eso lo que me preocupaba, sino que mi cerebro barajaba a toda velocidad formas de decir donde vivía sin delatar a la encuesta como falsa)

- Vivo por la ciudad vieja...

- Pero, ¿sabe decirme dónde vive?
- Sí, sí. Vivo en mi propia casa (palabra de honor que dije eso...)

- ¿Y me puede decir la calle?
- - rendido- vivo en X, número N

- Aquí pone que es la calle Y, número M.
- Sí, claro, es cierto.

- Ya... Adiós, gracias y buenas tardes.
- Adiós, adiós... (suspiro de alivio)


Al menos, esta encuesta estoy seguro de que quedó invalidada por inexactitudes... Fui incapaz de pasar la prueba: no sólo soy muy mal mentiroso, sino que cuando no conozco las "verdades" ni siquiera soy capaz de inventármelas. En realidad, me sentí un poco como esa amiga (no diré su nombre) que jugaba al buscaminas intentando encontrar las minas por pura suerte: pensaba que los números estaban allí por pura decoración. Y claro, le parecía un juego estúpido.


Quizás deberíamos llamar a todos los andaluces para preguntarles si es cierto que les hicieron una entrevista sobre su votación en el referendum sobre el estatuto... Estoy seguro de que nos encontraríamos con que el 50% de los que entrevistaron eran seres ficticios y el otro 50% afirmaría haber respondido a la encuesta que en verdad había votado por la opción contraria a la que luego se había señalado como elegida (al mismo tiempo que todos -ficticios y reales- mentirían sobre si les habían realizado la encuesta o no).



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