miércoles, junio 28, 2006

Entrenar al marido (o a la mujer)

Ayer leí un artículo en el New York Times que me pareció muy interesante.

Es de una escritora que comienza contando los problemas que tenía en la convivencia diaria con su marido, todas esas pequeñas cosas que pueden arruinar una relación - o al menos hacerla más incómoda- : sus despistes, los calcetines sucios en el suelo, retrasos, ... Luego continúa el artículo explicando que alguien le encargó escribir un libro sobre métodos de entrenamiento de animales, con lo que tuvo que pasar muchas horas con entrenadores de focas, delfines, perros, etc. Poco a poco, mientras escribía el libro, se dio cuenta de una cosa: había muchos trucos aplicados al entrenamiento de esos animales que se podían aplicar a la vida diaria, y más en concreto, a la relación con su marido.

Y así empezó a usar trucos de los entrenadores de delfines, como por ejemplo no enfadarse cuando su marido llegara tarde sino 'premiarle' cuando lo hiciera pronto (preferiblemente con algo que no fuera una sardina). O trucos de entrenadores de aves, como en lugar de mandar a escaparrar a su marido mientras cocinaba, darle alguna otra actividad que lo mantuviera ocupado. En definitiva, su marido se convirtió en conejillo de indias para todos los experimentos que se le ocurrían, siempre extrapolados de los que veía aplicar en animales. Y pronto se dio cuenta de que su marido y ella eran mucho más felices (aquí la periodista cae un poco en el amarillismo, pero bueno...).

Lo gracioso es que un día se lo explicó a su marido y éste, en lugar de enfadarse, comenzó a aplicar las mismas técnicas...

Las frase clave con la que yo me he quedado (mi cerebro no es capaz de almacenar más allá de unas palabras de cada artículo/libro/película/conversación) es: el buen humor es mucho más convincente que el enfado. Y es que es verdad... probadlo.

He puesto aquí el artículo en cuestión para los que lo quieran leer entero.

(alguno verá el paralelismo entre este artículo y la teoría de Eduardo de: "no le digas que no te gustan sus zapatos en punta; dile mejor que te gustan mucho más aquellos rojos que tiene tan chulos".

Eduardo... ¿has sido alguna vez entrenador de focas?

Y ahora el chiste fácil del email: y no vale contestar que has sido profesor en la UPF...)

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