Tengo un vecino camello. Ya lo he explicado en alguna ocasión. No es agradable, porque además de camello es consumidor, algún otro vecino se lo ha encontrado tirado en la escalera, babeando e incapaz de decir dos palabras seguidas. Las más de las veces, es cierto, no se le ve tirado en el suelo sino en la entrada del edificio, pasando su mercancía o conversando con sus 'amigos'.
El camello en cuestión vive con su madre. Además, en el piso de enfrente viven su hermana, su cuñado y varios sobrinos. Hace unos días, el camello me hizo el honor de hablar frente a mí con su sobrina mientras esperábamos al ascensor (sobrina de la que también he hablado en alguna ocasión, ya que se ha peleado varias veces con la chica de la limpieza).
El camello en cuestión vive con su madre. Además, en el piso de enfrente viven su hermana, su cuñado y varios sobrinos. Hace unos días, el camello me hizo el honor de hablar frente a mí con su sobrina mientras esperábamos al ascensor (sobrina de la que también he hablado en alguna ocasión, ya que se ha peleado varias veces con la chica de la limpieza).
Camello - Oye, tú, a ver cuando empiezas a trabajar en algo.
Sobrina - Pero si ya estoy haciendo un curso de administrativa. Cuando acabe buscaré trabajo.
Camello - A ver si es verdad... Por fin haces algo útil...
Creo que este hombre sería un buen político: esta conversación escenifica perfectamente lo que muchos de ellos hacen constantemente: predicar la moral con la palabra y actuar como si eso no fuera con ellos.
2 comentarios:
Y también está la conversación de "la gentuza que hay en este barrio". Creo que la protagonista podría intervenir por una vez y contarlo jeje
el pueblo quiere saber
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