Vivir en mi barrio puede ser apasionante. Esta claro que también trae algunos problemillas (encarnados en
ovejas y en
ratones), pero cuando se ponen todo en la balanza, la conclusión es que la experiencia es muy enriquecedora. Por ejemplo, a lo largo de estos cuatro años en el Raval he aprendido muchos truquillos para no pagar un duro por nada. Algunos ya los he contado en otros foros (como el arte de
conseguir agua gratis o las
macetas de alta seguridad); hoy aprovecho para añadir algunos a la lista:
- En una terraza paralela a mi casa hay un teléfono desde el que se puede llamar gratis. Obviamente, está siempre ocupado. El único problema es que cuando llueve están allí, en la terraza. Pero oye, siendo gratis tampoco se puede poner uno a pedir demasiado. No sé cómo lo han conseguido, pero allí está. ¿Ventajas? Siempre tengo compañía cuando subo a la terraza, con la ventaja añadida de que como hablan en un idioma que desconozco, no se crea el mal rollo ese que se da al escuchar conversaciones ajenas. ¿Inconvenientes? Para llegar al teléfono tengo que hacer equilibrios sobre los tejados...
- En mi edificio, la mitad de los vecinos se conectan directamente a la red eléctrica de la comunidad. ¿Inconvenientes? Tenemos facturas de la luz en la comunidad que ni Al Gore. ¿Ventajas? Les hemos puesto una multa mensual tan bestia que pronto estarán arruinados. ¿Algo incomprensible? La gente está pagando la multa en lugar de ponerse un contador de luz...
- ¿Por qué pagar por aire acondicionado pudiendo tener agujeros en las paredes que comunican directamente con los vecinos (que sí que tienen aire acondicionado)?
Hay más, pero por hoy ya es suficiente... Os dejo asimilarlas y mañana os cuento la historia del vecino con el martillo y sus golpeteos rítmicos a cualquier hora del día...
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