Malasia es un país muy agradable para viajar, fundamentalmente porque, a diferencia de otros lugares vacacionales, nadie trata de timarte con productos defectuosos, venderte cosas que no quieres o engañarte sobre cualquier cuestión que se presente.
La prueba: en un mes únicamente nos engañaron una vez... Y, aunque fue grave, una sóla vez en un mes es una cifra de engaños que estoy dispuesto a soportar. ¿Cuál fue el engaño?
Queríamos unos klinex de Hello Kitty. Es algo que a veces ocurre: uno quiere unos klinex de Hello Kitty (para entenderlo, no hace falta nada más que mirar la imagen inferior) y hasta que no los consigue no se queda tranquilo.
Nos costó un buen rato encontrarlos. Finalmente, un vendedor callejero nos dijo que podía conseguirnos unos klinex "Hello Kitty" a buen precio. "Esperad aquí, ahora mismo vengo".
Efectivamente, volvió, y con toda delicadeza efectuamos el intercambio: un buen fajo de billetes a cambio del paquete de klinex. Después nos alejamos del vendedor como si no le conocieramos de nada. Sólo muchas calles más allá nos atrevimos a sacar el paquete de klinex del bolsillo:
Cuando quisimos darnos cuenta de lo que habíamos comprado, el vendedor se había esfumado. Fue bastante desagradable, tengo que admitirlo. Acostumbrado a la verdadera Kitty, esta Kitty de mentirijillas supuso un fuerte golpe moral.
A pesar de este incidente, sigo recomendando Malasia como país tranquilo y agradable en el que casi nadie intenta engañarte.
miércoles, octubre 17, 2007
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