miércoles, diciembre 12, 2007

Fisioterapia I: Mis orejas

A las mujeres les gustan mis orejas. Es un hecho, no hay discusión posible. Sobre todo después de lo de ayer...

Hace un par de años fui a hacerme acupuntura, con el propósito de rebajar el dolor de mi tendón rotuliano. El resultado ya lo conté en el blog de Ra y Mon: la tía (china) me metió una semilla en la oreja. Eso de por sí ya fue raro: una semilla en la oreja para curarme la rodilla. Pero lo atribuí a una disciplina médica desconocida para mí. Ni siquiera llegue a sospechar que Way Way buscara el placer en mis orejas.

Hasta que ayer fui al fisioterapeuta, con el propósito de rebajar el dolor de las lumbares. Mi objetivo principal era pagar para que alguien me masajeara un poco la espalda, y si le apetecía, las piernas (o los pies). ¿Y a que no adivináis qué fue lo primero que me tocó la fisio?

Efectivamente: la oreja derecha. ¿Qué tienen mis orejas que las hacen tan atractivas para las mujeres?

Alguno dirá que es un método de curación muy extendido entre los naturópatas, homeópatas, acurópatas y otros 'ópatas', pero tengo aquí un documento audiovisual que demuestra que la fisio no me tocó la oreja con intenciones sanadoras, sino que se aprovechó de su situación (en bata blanca) para tocarme la oreja. Resumidamente, la fisió afirmó que me iba a colocar un iman en la oreja para reequilibrar mis energías orejiles. Y en efecto, así lo hizo, y yo vi las estrellas cuando en lugar de colocarme el imán, lo clavo con todas sus fuerzas sobre mi cartílago. E aquí la oreja imantada:

De camino hacia mi casa tuve que andar con cuidado, puesto que con un imán en la oreja me arriesgaba a quedarme pegado a la barra de sujeción del metro y no poder bajar en mi parada. Y también tuve que alejarme de las señoras con joyas, porque no quería que la fuerza de mi imán hiciera pensar a alguien que tenía necesidad de besarle la mano (con mi oreja). Nada de esto ocurrió, ni siquiera me sentí atraído por un punky que llevaba más hierro en su cuerpo que la mujer biónica. Obviamente, escamado por la falta de atracción, lo primero que hice yo al llegar a casa fue comprobar si el supuesto imán efectivamente era un imán. No me gusta llevar en la oreja objetos 'fakes', imitaciones de otros objetos con personalidad propia. Acerqué un hierro a mi oreja y... Acerqué un iman de nevera a mi oreja y.... Acerqué mi teléfono móvil a la oreja y...




¡Nada de nada! ¡Ni metales, ni punkies, ni otros imanes! Por no ser, ¡ni siquiera es de metal!

Ahora la pregunta aleatoria es:

Fisioterapeuta, ¿qué me has colocado en la oreja? ¿un neurotransmisor para tenerme controlado? ¿un chip de sensaciones para poderte imaginar mis orejas allí donde estés? ¿una semilla con forma de imán? ¿O era simplemente una excusa para tocarme las orejas?

La semana que viene tengo cita otra vez... Pero no me va a pillar desprevenido. Esta mañana, viniendo hacia el trabajo, me he comprado unas orejeras. Vamos a ver quien es más listo, si la fisio o yo. Estoy deseando ver su cara cuando le diga que su supuesto imán no atrae nada de nada. ¿Confesará su maniobra? ¿Se hundirá ante mí? ¿Rogará para que no denuncie que su consulta es una tapadera para otros asuntos más turbios (como tocarme las orejas)?

Lo único seguro es que como acerque su mano a mis orejeras, incapaz de resistir la atracción (de mis orejas), se encontrará con una pequeña descarga eléctrica generada por la dinamo que llevo en el bolsillo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...yo creo que definitivamente es un transmisor GPS pa tenerte localizado y poder ir a tocarte las orejas cuando le dé el ataque fetichista!

Anónimo dijo...

has entendido imán en el plano físico, no en el energético, eso te pasa por ser un materialista de ciencias...