lunes, noviembre 06, 2006

El relativismo del cariño

Este fin de semana fui con unos amigos a un mercado de libros de ocasión. Había muchísima gente y cada uno de nosotros tenía interés en una temática diferente, con lo que poco a poco fuimos separándonos. En un momento dado se quedaron solos mi amigo Z (vestido con cazadora gris) y mi amiga X (vestida con cazadora roja), pareja sentimental desde hace más de diez años. Ambos estaban ojeando (u hojeando, también correcta) unos libros cuando Z se cansó y decidió que ya era hora de cambiar de lugar. Mientras echaba el último vistazo a una novela de aventuras, Z, muy cariñoso él, cogió por la cintura a X mientras le decía: "venga guapa, vámonos a la siguiente mesa".

Antes de que Z se percatara de que la cintura que sujetaba era diez veces mas gruesa y mullida que la conocida cinturita de avispa de X, oyó una voz que le decía algo así como: "¡Anda!". Z levantó la vista y se encontró ante él con una señora entrada en años y cuya cintura hacía tiempo que no conocía las dimensiones de su juventud. Mientras Z soltaba sus manos todo azorado, la señora, muy picarona, le dijo: "ya decía yo que no podía ser mi marido... él no es tan cariñoso como tú".

A mí, aparte de la risa al imaginarme la situación, esta historia también me lanzó a una sucesión de pensamientos sobre la relatividad del cariño. Esta señora sabía que Z no podía ser su marido porque éste nunca la coge por la cintura, y sin embargo yo conozco otras parejas que se ofenderían si alguna vez dejaran de sujetarle/la por la cintura. Cada uno que desarrolle su linea de pensamiento sobre el cariño que da, recibe o espera obtener... Yo hoy simplemente quería dejar constancia de que para esta señora, que alguien la cogiera por la cintura era mucho más cariño del que ella está acostumbrada a recibir.

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