martes, octubre 17, 2006

Cuantificando las enfermedades

He estado en cama dos días con 38-39 grados de fiebre, y entre los delirios que ésta siempre provoca en las mentes más lúcidas, un pensamiento aleatorio dominaba siempre a todos los demás: a los humanos nos encanta tener fiebre.

¿Y por qué?

Porque la podemos cuantificar... Con las demás enfermedades uno no puede presumir de ser "más" que otro, y siempre habrá quien ponga en duda como de grave es ese dolor de tripa que tenemos, o si realmente el dolor de cabeza nos impide estar a la altura o es una simple excusa. Sin embargo, ante un número -tengo 39 de fiebre- nadie tendrá nada que decir más allá de un "pobrecito". O de un "pues yo tuve más, ayer estuve a 40", lo que obviamente le colocará en un nivel superior al nuestro pero no invalida nuestra propia enfermedad.

Sin embargo, uno ya puede gritar a los cuatro vientos que le duele la tripa que sólo recibirá miradas de escepticismo. "La tripa... ya... ¿y cuánto te duele?". Y por más que respondas "muchísimo", o "es insoportable", el otro siempre podrá contestar: "pues yo ayer tuve 37,7 de fiebre". Y se sentirá superior a ti... y con razón

Por eso quiero urgir desde aquí a la comunidad médica a que inventen de una vez un cuantificador de enfermedad, que colocado en un lugar cómodo (la axila me parece correcto) sea capaz de decirnos: "tiene usted un dolor de tripa del 8b", o "su dolor de pies está en un 123,4 de la escala de Feetcher". Además de las positivas consecuencias sociales que esto tendría, evitaría a su vez numerosos conflictos laborales y los comentarios irónicos del tipo "Ramirez no ha venido hoy a trabajar porque 'le dolía' la tripa".

Ante un número, muchas bocas tendrían que callarse... Yo por esta vez me libro, porque un 39 no es una marca fácil de superar, al menos en las ligas en las que yo me muevo. ¡Qué agradecido estoy a haber tenido fiebre! ¡Qué placer poder ponerse un termómetro cada cinco minutos y comprobar que, efectivamente, uno está enfermo y lo puede demostrar!

3 comentarios:

Alfonso Romay dijo...

Juas juas, qué bueno...
El cierto que a los humanos nos encanta medir todo. Hasta la fiebre.

En la empresa, igual: todos son indicadores. Se mide muy poco o se mide demasiado. Algunos incluso tienden a reproducirse absurdamente. Como decía Goldratt, "dime cómo me mides y te diré cómo me comporto"...

Que se mejore, Vd. (Cura sana cura sana... una para Ra y otra para Mon.)

Anónimo dijo...

Yo puedo cuantificar mi malestar ahora mismo con 37.5º y subiendo....

Anónimo dijo...

arg, tengo 38.5. Ramón, dile a natalia que es culpable de una epidemia de gripe en Zaragoza, porque se la pienso pegar a toda la familia...

Al menos no me duele la garganta por ahora, que es lo peor de todo.