Un día, el hombre se dijo que al menos podía intentarlo. Todos en el pueblo afirmaban que era imposible hacerlo, pero él sabía que simplemente repetían la cantinela que habían escuchado desde que nacieron, y que ninguno de ellos se había siquiera parado a pensar si era posible o no. Además, nadie más que él conocía la canción que lo llevaría hasta esa isla de arena en medio del océano, donde estaba seguro de conseguirlo atraparlo. Nadie excepto yo, que le seguí en mi barco de palabras para fotografiarle antes de que el cielo hinchara sus redes para llevárselo a otras tierras, donde las cosas imposibles al menos se intentan.
viernes, octubre 06, 2006
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1 comentario:
¡Qué poco épica soy!
He visto héroes interponiéndose entre las rocas y el avismo que escupe mi boca,
velas fuertes y blancas, altas como montañas,
he tejido y tejido,
tratando de aprisionar fuerte el olvido, que va devorándolo todo, como si en este suspiro solo fueramos nada...
pero no sirvió.
Hay quien se lanza al tiempo, como contra un molino, y me deja sola,
sin dejar que mis manos pequeñas,
pequeñas y blancas,
desmadejen las tintas aprisionadoras,
sin aprender a disfrutar del silencio
que llena con ansia el mundo,
sin saber ver la luz que se cuela
entre mis pupilas oscuras y opacas...
y yo callada no existo.
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